Principios básicos del entrenamiento de destrezas (II). (3)

     En realidad, tampoco es bueno decirle a una jugadora que lo ha hecho bien cuando ha cometido un error claro, aunque se haga con la buena intención de animar (e incluso peor sería un “¡mala suerte!”). La propia deportista se da cuenta de que lo ha hecho mal y ese “¡muy bien!” lo que consigue es que los refuerzos positivos que sí son merecidos pierdan eficacia: si ahora que la he cagado me dicen que lo he hecho muy bien, ¿lo de antes lo había hecho bien de verdad o solo me estaban animando como ahora?; ¿haga lo que haga me van a decir “muy bien”? Además, si el fallo es clamoroso la jugadora puede sentirse más en evidencia que animada. O, si siempre recibe alabanzas, podría creer que no necesita esforzarse mucho.
     Por supuesto, no se trata de decirle que lo ha hecho mal, sino de darle instrucciones sobre cómo hacerlo mejor la próxima vez, o recordarle algún elemento clave del proceso.

     Pero también hay que ser conscientes de que la elección de unos términos u otros crea realidades y mentalidades totalmente diferentes, por lo que hay que saber encontrar los más adecuados.
     Esto me interesa especialmente a la hora de trabajar el ruck. Preferiría llamarlo gestión del agrupamiento para dejar las opciones (la toma de decisiones) abiertas y evitar que visualicen la formación del ruck como la opción por defecto. Especialmente cuando intentas que asuman que la mejor forma de ganar un ruck es no llegar a formarlo. Pero encontrar un equilibrio aquí es todo un reto, igual que con el tema de “correr recto”: al insistir tanto en ello cercenamos las posibilidades que ofrece toda la variedad de ángulos de carrera. Si no usamos las palabras correctas podríamos sabotear la percepción de ls jugadors respecto a lo que ocurre en el campo o escatimarles una comprensión más provechosa de los principios del juego. 
     Esto mismo es lo que motivó a algunos autores (sin mucho éxito, me temo) a cambiar el término "punto de fijación" por "punto de continuidad", por ejemplo. Con ambas se predispone a ls jugadors a conductas muy diferentes.

     Sobre los refuerzos hablaremos más en la tercera parte de esta serie dedicada al entrenamiento de destrezas. Mientras, ya sabéis que cualquier aportación que queráis hacer al respecto será celebrada.

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